diumenge, 20 d’abril del 2008

MPR 0.1

Las dos piernas y
mi cara de invierno
forman un haiku

Al levantar la persiana como cada día como cada día más uno, he visto el barco de turistas con visión submarina zarpar del puerto. Iba vacío. Desde septiembre no lo veía moverse del mismo amarre y de la misma posición, como un coche abandonado [a veces, puede pasar que te sientas como un barco abandonado o un coche sin ruedas]. Sé que el mar proximal al rompeolas no se mueve, deja de ser un fluido. Se parece más al cemento de cualquier aparcamiento de esos que están enganchados a la arena de las playas de la ciudad que a un líquido en movimiento. El mar o aquel fluido blanco es Heráclito, también lo son las autopistas y el McAuto. Parménides es la tierra, la arena previa a mezclarse con el cemento, y los aparcamientos de los hipermercados o de El Corte Inglés.

Estaba lleno de luces apagadas y nadie dirigía su rumbo. Ha roto el pavimento salado y encara ahora mismo la salida. No sé si lo he dicho, pero iba vacío de gente.
He cerrado otra vez la persiana para que no entre la luz de este día lluvioso que contamina de gris el cuarto
Salgo a la calle lleno de luces apagadas y tampoco hay nadie que lleve el timón. La vecina de enfrente abre las persianas y observa como una embarcación de dos piernas destroza el mar estático de la acera que parece un parking de esos encallados al supermercado

El barco de turistas se perdió entre el gris del cielo. Por fin lo vi salir, es un decir.
El turista y el barco se han perdido entre las luces amarillas de los coches y del verde claro de las algas en este día más uno. No sé cuando regresará a puerto ni volverá para aparcarse hasta dentro de otros 221 días en el aparcamiento del súper o en el puerto verde del agua que cae por la riera

No hay piernas ni triángulos, y cada vez que es más claro el día, más geometría se traiciona alrededor del turista, aquel que salió por la puerta de atrás del rompeolas, sin timón, tripulantes, ni capitán, ni planos ni proyección posible en esta esfera
He visto el día claro al atardecer y ya me jode levantarme con lluvia e ir a comer con sol, es como si te robaran la tristeza o un barco con visión submarina. Dicen que en el Hudson no hay embarcaciones vacías ni abandonadas, tampoco en el Llobregat [que por cierto no es navegable], que los conjuntos vacíos tienen piel y no metal

Los ojos y mi
cara verde forman un
haiku de mierda

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