dissabte, 4 de juny del 2011

HÉROES DE LA MARVEL: CORTÁZAR

A fondo. Capítulo 8. El superhéroe Cortázar responde al guionista Dave Soler Gibbons sobre la viñeta en que Latinoamérica hace BOOM.



- Joaquín Soler Serrano (JSS). Me gustaría saber qué piensa Julio acerca de ese fenómeno, aunque esta noticia quede ya, o esta nota quede un poco lejos de la más estricta actualidad que es lo del llamado boom latinoamericano, que de cualquier modo no cabe duda de que ha contribuido a que, la literatura, la narrativa latinoamericana haya sido conocida en el mundo entero, haya sido traducida a numerosos idiomas y haya demostrado además que hay realmente una riqueza y una calidad probablemente que no se dan en ninguna otra lengua en este momento.

- Julio Cortázar (JC). Bueno, no sé si el final de tu pregunta ehh es exacto o no. Yo creo que sería muy grave para los latinoamericanos caer en el pecado de orgullo y he visto ya, he visto ya algunos signos de eso. Eso que se ha llamado boom, ha sido tan ensalzado, tan puesto en un primer plano que ha creado en algunos escritores consagrados y en otros que no lo son pero que están haciendo su trabajo, una especie de sentimiento de triunfo previo, es decir que el hecho de ser guatemalteco, o argentino o mejicano es ya un título de superioridad literaria lo cual es una lamentable y peligrosa equivocación. No no, no. Yo lo que creo es que si uno tiene una especie de visión panorámica de la historia de la literatura los momentos, los momentos de cumbre, los momentos más altos de la literatura fluctúan geográficamente y culturalmente. No está excluido de ninguna manera que dentro de 2 ó 3 años la publicación de 4 ó 5 libros sea en España, o sea en Alemania Occidental o Alemania Oriental, o donde tú quieras, cualquier lugar del mundo, lancen la literatura a un nuevo plano, un primer plano, que deje lo que está sucediendo ahora en un segundo plano. Ahí hay leyes que no son las leyes de la lógica. Yo que creo bastante en la astrología pienso que las conjunciones planetarias pueden influir en eso también. Es decir que, así como hay fenómenos inexplicables, como es el fenómeno del Renacimiento italiano donde en 100 años se produce una conjunción de genios en la plástica, en la literatura, sobre todo en la pintura inigualada, antes y después en Italia y en el mundo. O el caso maravilloso de España en el momento del siglo de Oro y luego en la época de la República cuando salen todos esos poetas absolutamente increíbles no, al mismo tiempo todos, ya hemos hablado alguna vez contigo de eso, en que están todos juntos, Salinas, Cernuda, Lorca, Alberti, todos, todos, bueno, es un momento absolutamente extraordinario sucedido luego por una etapa en que ese centro se desplaza a otra cultura, a otro idioma, a otro país. Entonces sería una ingenuidad y una tontería, imaginar que eso que se ha llamado boom en America Latina sea una fenómeno, una garantía, un fenómeno duradero, una especie de certificado de madurez. No lo es, no lo es. Es un muy buen principio, es una cosa muy hermosa, y yo estoy contento de haber participado en ese momento, pero quienes se hagan ilusiones de que eso significa ya la mayoría de edad literaria yo creo que se equivocan.
Y con respecto al boom, empezando porque como en el caso de cómic siempre me ha molestado que un fenómeno latinoamericano sea definido con un término inglés, que es políticamente muy significativa esa debilidad, lamentable debilidad, yo creo que el boom responde al azar, a ese azar, ese azar que hace tan bien las cosas. El azar hace muy bien las cosas en la historia, lo hace mucho mejor que la lógica. Que en un momento histórico importante para América Latina en que está dominada por un imperialismo que la quiere convertir en una factoría, en una colonia, pues el azar haga que aparezcan 5, 6, 8 excelentes escritores que lanzan un montón de libros y de golpe crean un estado de conciencia que abarca todo el continente. Porque mira, Joaquín, y esto es importante, tú sabes cómo ha sido atacado el boom considerándolo una especie de maniobra editorial, considerando que la promoción de los editores había lanzado al boom. Bueno, yo no estoy calificado para hablar de eso porque yo soy uno de los protagonistas del boom, pero, puedo decirte que, mi obra personal, fue hecha en la soledad, fue hecha en la pobreza, fue hecha sin el menor apoyo editorial y que cuando los editores se despertaron a mis libros, a los libros de Fuentes, a los de García Márquez, a los de Vargas Llosa, se despertaron porque las primeras, precarias y difíciles ediciones habían sido bruscamente leídas por un montón de gente que se las pasó de mano en mano, y los editores que no son tontos y que están ahí para ganar dinero comprendieron perfectamente que esos escritores había que editarlos. Ellos no nos inventaron a nosotros, nosotros escribimos solos, además lejos de América Latina, García Márquez escribió lejos, Vargas Llosa escribió lejos, Asturias escribió lejos, y yo también. No teníamos amigos editores, no teníamos editores. Los editores vinieron después. Y es una tentativa de deformar la realidad sostener que el boom es una maniobra hecha con fines de promoción. Porque la verdad es que ninguna promoción editorial ha salvado a un autor a una literatura. Con una gran campaña de promoción puedes lanzar un libro, una primera edición. Pero si el libro no vale por sí mismo cuánto tiempo dura. Tú mismo que tienes mucha más experiencia que yo en ese plano cuántos libros habrás visto caer, así en pocos meses.

- JSS. A pesar de la campaña

- JC. Claro. A mi lo que me alegra en este fenómeno del llamado boom es que hay dos cosas. En primer lugar que hemos sido leídos por primera vez por nuestros compatriotas. Yo pertenezco a una generación que no leía a los escritores latinoamericanos sino con cuentagotas. Teníamos a Borges, teníamos a Arlt, teníamos a dos o tres y ahí se acababa. Estábamos vueltos a Europa. Lo que leíamos era la última novela de Graham Greene, la última novela de François Mauriac, la última novela de Pearl Buck o de Hemingway. Magníficos escritores y que hay que leer y en buena hora, pero estábamos de espaldas a nuestra realidad. Y en diez años de eso que llaman el boom, sucede que hay millones de latinoamericanos que se han despertado a ese hecho maravilloso de tener confianza en sí mismos. Porque si yo tengo confianza en un escritor argentino estoy teniendo confianza en mi mismo. Tengo confianza como perteneciente a una sociedad a una cultura a un ritmo histórico. Entonces de golpe tenemos a un continente que nos lee a nosotros y entonces fíjate lo que eso significa como signo revolucionario, como búsqueda de una identidad. Sabemos cada vez mejor que somos latinoamericanos y que como dijo Darío invirtiendo la frase, tantos millones de hombres no hablaremos inglés, hablaremos español. Y esa es la segunda mitad de la cosa que toca España y que a mi me da tanta alegría. Y es el hecho de que ustedes los españoles nos leen a los latinoamericanos y nos leen amistosamente, nos leen fraternalmente. Bueno, ese contacto después de un largo periodo de distancia que tú conoces muy bien, ese contacto es fecundo, ese contacto nos vuelve a enlazar. Ya no necesitamos ni a Hernán Cortés ni a Pizarro, los que crearon las diferencias, no, no, ya no, ya no. Ya somos un solo conjunto unidos por un idioma y ojalá que por un mismo destino histórico. Oye y me callo porque esto ya empieza a parecer un discurso político.
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