dilluns, 21 d’abril del 2008

NORTHERN EXPOSURE TUNEADA vol 6


Tres años tardó Amundsen a bordo del velero Gjøa en encontrar el Paso del Noroeste, los estrechos que ponen en comunicación al estrecho de Davis y el de Bering, comunicando el océano Atlántico con el Pacífico. Fleischman no tardó tanto, tenía la ruta dibujada en el GPS y un moderno sistema de comunicación vía satélite con las diversas estaciones de telecomunicaciones, repartidas por todo Alaska y Canadá. No por ello estaba más perdido que el explorador noruego, si bien era otro tipo de desorientación. Seguía sin poder escuchar a McLean por las incompatibilidades entre Apple y Microsoft, y por tanto, no se podía alimentar interiormente, lo que en su caso era altamente preocupante. Hizo un pequeño descanso en una llanura helada, entre otras cosas porque en esas latitudes no hay más que llanuras heladas. Los perros tenían mejor aspecto que él, de largo, a pesar de que llevaban toda la carga física y de que su desgaste era cada día mayor. Lo que pasa es que se movían en su hábitat, hacían lo que estaban preparados para hacer, eran perros de carga, acostumbrados a larguísimas caminatas sin apenas descanso, y era en estas circunstancias donde mostraban con total plenitud su esencia. En cambio Joel, un neoyorkino del siglo XXI, qué demonios hacía en esas tierras tan áridas al mando de una tropa de cuadrúpedos peludos, cuál era su esencia, qué buscaba. Se sentía como los huskys que compran los occidentales de los países ricos cuando los transplantan a vivir en zonas extremadamente cálidas, les obligan a caminar media hora al día, para luego pasar el resto en un piso de 70 metros cuadrados con vistas a la Gran Vía. En esto andaba filosofando cuando observó como, a escasa distancia suya, sobresalía un hierro de la nieve. Se acercó para verlo con mayor detalle. Era un trozo de metal recto, y el tercio que se asomaba acababa en forma de gancho, como los trenes de aterrizaje de los helicópteros. Tenía una inscripción que apenas ya se veía, en un idioma que parecía español: Félix RDLFuente. De entrada no le sonó nada el nombre, aunque como lo único que hacía en ese espacio era pensar, empezó a recordar algó que Maurice le contó un día en el Roslyn´s cafe, una historia de un europeo que tenía verdadera pasión por la naturaleza, y que había ido a Alaska a rodar una serie. Desgraciadamente tuvo un accidente mortal en helicóptero, un día de una tempestad terrorífica, y ya no pudo seguir con su ilusión. Alguién que tenía un sueño y lo llevó hasta el final… ya apenas quedan de esos tipos, pensó Fleischman. Ahora tenemos a Al Gores junior junior que pregonan ideas contrarias a lo que han hecho siempre, y que enciman les dan premios de prestigio? como el Nobel. Qué irónico, yo ahora mismo se lo daría a quién resolviera las incompatibilidades entre mi Ipod y mi Toshiba, casi tan importante como la incompatibilidad RH. Minutos después reanudó la marcha, los perros ya habían descansado lo que el experto etólogo con quién contactó al iniciar el viaje le había recomendado.
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