dilluns, 21 d’abril del 2008

NORTHERN EXPOSURE TUNEADA vol 8


Se abrigó con las prendas más calientes que tenía, gorro de piel de alce, buffer en el cuello y hemicara inferior, guantes homologados por alpinistas del Himalaya, calzones largos de algodón debajo de pantalones para esquiar en las rocosas y las últimas botas con tecnología aeroespacial de la tienda de Ruth-Anne. Cogió varios paquetes de rubio americano, frutos secos y siete botellas de cerveza holandesa, una linterna que enganchaba en las cremalleras de su cazadora de cuero negra para leer las Confesiones de san Agustín, por influencias de Chris, la moleskine negra de tapa dura y el bolígrafo de punta fina del 0.5, azul y marca Uni, para escribir lo que brotase de su imaginación. La medianoche de los domingos la dedicaba a observar el río que pasaba a escasos kilómetros de Cicely. La leyenda contaba que a partir de las doce las aguas fluviales llegaban a un momento de éxtasis tal, que quedaba totalmente en silencio, como durmiendo. El ruido de los rápidos y el oleaje escaso de la orilla, se convertían por arte de magia en una dulce música de sonata nocturna con sonidos vacíos. Era entonces cuando las musas acudían en su ayuda y creaba los guiones más indie que pudiera imaginar, aquellos de los que los directores underground se nutrían. Esa noche fue bien especial. A escasos metros suyos creyó ver una sombra de un tipo con un sombrero vaquero. Instantes después la sombra se transformó en persona. Buenas noches, se le presentó educadamente. Buenas noches, le respondió Ed. ¿Qué le trae por aquí señor Redford? preguntó mientras con la mano derecha le ofrecía una cerveza. Estaba buscándote. He pasado por el bar de Holling y me ha dicho que estabas a la vera del río, como cada noche de domingo. Pues sí, señor Redford, es mi santuario semanal, aquí dejo volar la imaginación y me descargo de los sinsabores semanales, le contestó Ed, con el rostro de impasible amabilidad habitual. Venía a hacerte una propuesta, quiero crear un festival de cine alternativo, ya sabes, algo con lo que contrarestar al starsystem, y pensé que tal vez tú tendrías alguna idea. Yo hace tiempo que vengo pensando en algo así señor Redford. No estaría de más que guionistas y directores marginales tuvieran un lugar para promocionar sus creaciones. Lo ubicaría en un lugar totalmente aburrido, poco glamuroso, tal vez freak, lejano en el tiempo y el espacio, entre montañas y lagos, como por ejemplo Utah, para subrayar las diferencias con L.A. No es una tontería eso que dices Ed, le contestó Robert. En esos momentos la luna o el sol, debido a la latitud y la hora era difícil de diferenciar, se reflejaba sobre el río, como en una especie de danza corpuscular. Yo ya he pensado el nombre y todo, ¿qué le parece Sundance (http://www.sundance.org/festival/) señor Redford?. Suena muy bien Ed. Pásame un pitillo, esto puede ser el principio de una gran amistad.
Horas después le despertó el sonido del río y los ténues rayos del sol . Recogió los cascotes de las botellas, las colillas del suelo y se dirigió a la K-OSO. Chris, que todavía estaba medio dormido después de otra noche en vela, en esta ocasión, observando como se bajaba en el emule “Esplendor en la hierba”, que no era un poema del tío Whalt, sino una canción de Sr Chinarro, se sorprendió al ver a Ed tan ilusionado y despierto. Ei Chris, no sé si esta madrugada he hablado con Robert Redford, o lo he soñado. ¿Cómo lo puedo averiguar?. Uff, no sé Ed. Yo hace tiempo que sueño o hablo con un hermano gemelo y tampoco soy capaz de distinguirlo. Habrá que preguntárselo a Joel, aunque esté de viaje, creo que llevaba un móvil para localizarlo. Qué te parece si después de tomarnos un café le llamamos. Seguro que está encantado de hablar con alguien, y a ver si nos da una explicación razonable.

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