diumenge, 20 d’abril del 2008

MPR 0.3


que la dimensión espaciotiempo es una unidad y que su percepción depende de quién la observa es tan cierto como que el mar es rojo y los lagos salados

múltiples masas, tú 37 y yo 30. Mi hermano pequeño no tiene tanta mano con el transductor como usted.

a punto de parir. Miras la pantalla gris de sombras chinescas y yo pienso que has visto tu futuro de una forma tan clara que no te lo puedo ocultar. A través de esta bola de cristal postmoderna generada por sonidos inaudibles, enseñé tus esperanzas codificadas [las figuras son espejismos y las palabras mienten]. Todo ese escenario era tan crudo que ni tu sonrisa ni mis silencios tenían artificio alguno. Hay escenas que se clavan en el recuerdo y luego ya no queda nada

habrá que seguir mirando, ya sabes [no, no sabías]

en ese momento, lo sé con certeza, no habías visto nada, porque tu pregunta encerraba una candidez que sólo puede tener alguien que ignora la realidad de esos segundos en los que la vida ya no vale tanto. Porque uno pasa de tener dolor de barriga a metástasis en apenas 60 segundos, en un minuto. Y todo cambia…uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, así hasta 60. Imagínate, cuentas hasta sesenta y tú que ahora andas leyendo este conjunto de palabras vacío, recibes la notificación de que tu vida, instantes antes indeterminada, tiene fecha de caducidad. Y si no lo sabías ya lo sabes, el peor dolor es el que no sentimos, como los besos que pasan tangencialmente

no te volví a ver, ni escudriñé en tu intrahistoria. Hoy, que he detenido el coche en seco porque pasaba un niño de 3 años con su madre, he vuelto a pensar en ti y qué harías, si ya formabas parte de algún bosque, estabas en las tripas de un delfín mediterráneo o formando humus en una planta de reciclaje de cualquier ciudad. Tal vez eras incluso tú misma la que cruzaba de la mano el paso de cebra, no sé. Espera, sí, eras tú

es cierto, como que hay mares dulces y lagos que se llaman mares, que el espaciotiempo depende de la persona que lo vive y del cómo. Es cierto que donde yo veía 6 tú veías infinito, es cierto, mejor dicho, creo que fue cierto. También es cierto que no volví a hacer nada con aquel aparato y que tiré las fotos en la papelera de la vieja sala para no recordar la profecía

es verdad que el espaciotiempo es pequeño e indisoluble, y que a pesar de comprarme el último número especial del Scientific American, no lo entenderé nunca

pase, pase, te hice con la mano, y la esquina de la mesilla de noche se me clavó en la frente. Espera, sí, eras tú: uno, dos, tres, cuatro…sesenta

hay ríos de negros y borrachos de perfil en el hueco de la escalera, hay escaleras negras y borrachos en la esquina, hay pasos de cebra y mesitas de noche sin lámpara, hay minutos que son días y cuentas hacia adelante que son una cuenta atrás, indisoluble espaciotiempo, pequeño invierno que se borra

bajo las sábanas lisas te dije cuenta hasta sesenta, apaga las fotos grises del empedrado interno. hay sentimientos insaciables y gotas secas empapadas de ciencia
pase, pase te hice con la mano derecha, y la frente descarnó la madera y contaste sesenta y no esperé a que llegaras al final

uno, dos, tres, cuatro, cinco…un [minuto], y luego ya no queda nada. Ni tu sonrisa verde ni mis gestos de azúcar se parecen a un árbol ni a la luna. No te lo dije a su debido tiempo, el espaciotiempo es cero si la velocidad es constante, y esto es tan cierto como la estatua de tu boca o la voz degollada de un recuerdo. Si cuentas uno, dos, tres, cuatro, cinco a una velocidad constante de -5 m / s, no llegarás a sesenta, pero como siempre, no me haces caso

ahora descansa, ya no queda nada. Espera, sí, eras tú

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