X, desenganchó el espejo del baño y lo pegó a la pantalla de plasma que había en el salón. Esa Nochebuena, cenó galletas María sin leche mirando a la tele.
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El 25, Y salió a comer fuera:
[ristretto (0.95 euros), espresso (0.95 euros), cortado (1 euro), café con leche (1.20 euros), cappuccino italiano (1.80 euros), cappuccino con nata (2.35 euros), cappuccino napolitano (con Baileys, 2.50 euros), caffè corretto (café con grappa, 1.80 euros), carajillo (con cognac o anís, 1.65 euros), carajillo (con Baileys o whisky, 2 euros), chocolate a la taza (1.85 euros), suizo (chocolate y nata, 2.25 euros) y café con hielo (1.20 euros)].
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Por la tarde del 26, Z echó a volar desde el acantilado.
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X, Y y Z jugando al sol-i-tario, haciendo trampas, planteando respuestas sin pregunta. Esas fechas de diciembre son algo irresoluble, perpendiculares, y ejercen de catalizador de algo, psicológico o matemático, en el fondo, una estructura que odia la solución.
